Cohorte es una unidad táctica militar utilizada en los
tiempos del imperio romano, una estrategia de batalla que contaba con tres
líneas de ataque.
La azurri trato de emular
aquellas legiones del imperio en San Siro para darle vuelta a la serie ante
Suecia. La primera línea de batalla fue desplegada en la entonación de los
himnos.
Lo silbidos y el irrespeto por la canción patria de los
escandinavos pretendía asustar a los soldados vestidos de amarillo, pero esa
táctica provocó todo lo contrario, el delantero Berg lanzó un alarido de rabia
e indignación a sus compañeros tras el final de la música, como diciendo a
estos los vamos a dejar callados. Incluso el capitán italiano, al ver que no era miedo sino ira lo que sentían sus rivales, trato de calmarlos aplaudiendo mientras todo el estadio de Milán silbaba.
La entonación del himno italiano, fiel a esa mística que siempre genera fue un espectáculo, San Siro adorno las notas de la canción
italiana tiñendo sus graderías con el verde, blanco y rojo de la bandera. Mientras
que sus jugadores abrazados entre si dejaron la garganta entonando la letra. Un
acto que, si bien puede hacer temblar las piernas de cualquier rival, a los fríos
suecos no pareció conmover en lo más mínimo. La estrategia de amedrentación no
funcionó.
La segunda línea de cohorte utilizada por los italianos en
busca de la clasificación fue la posesión de pelota que llegó a ser de un 75%, a
pesar de esto el esquema defensivo de los vikingos fue inquebrantable, y los cuatro
veces campeones del mundo, desarrolladores del famoso catenaccio no pudieron descifrar
la grieta del bloque sueco, que tal vez después de lo visto en la cancha del
estadio de Milán pueda ser una nueva escuela defensiva, donde la presión al primer
toque y la marcación en zona fueron vitales para el éxito en tierras italianas.
Con la posesión de pelota, esencia del juego desarrollado
por Josep Guardiola, ese que antes del partido de vuelta Giorgio Chiellini culpó de acabar con el estilo de juego de la azzurri, Italia no fue profunda y
sí muy imprecisa, lo que generó varios sustos en la portería de Buffon con los
contra goles, incluso el árbitro español dejó de pitar dos manos en el área italiana,
que no se si en la portería sueca hubiera hecho lo mismo. La segunda estrategia
de la legión fue inútil.
La tercera línea de los italianos y su último recurso fue la
de los centros al área, un plan suicida, producto más del desespero. Las torres
suecas le hicieron frente al bombardeo, no se sonrojaron por rechazar a
cualquier lado todos los balones que caían en su área, y cuando no podían, fue
la diosa fortuna en forma de mala puntería que salvó a la portería de Olsen. La
tercera línea fue fácilmente desarticulada, más aún cuando Chiellini en vez de
estar en el área luchando por un cabezazo era el que tiraba los balones desde
la punta izquierda.
Incluso Buffon que se había vestido con una armadura oscura quizá
con la intensión de ser la bestia negra de Suecia, fue en busca de los centros
sin suerte. Su uniforme negro se convirtió en un traje de luto, sus lágrimas
dieron fin de su trayectoria en la selección, el final de una era y el adiós al
sueño de jugar su sexto mundial.
Cita una de las
estrofas del himno italiano: “Juntémonos cohorte, estamos preparados para la
muerte, Italia llamó”. Los guerreros acudieron al llamado, pero cayeron
derrotados.
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