En esos
partidos amargos, donde las oportunidades de gol son escasas, donde la conexión
entre los jugadores no permite más de tres toques de balón y en donde los
porteros pasan a ser espectadores, solo un genio puede romper la monotonía y
transformar los pitos y bostezos en un grito de alegría.
Genio, una
palabra que se queda pequeña para describir a James Rodríguez, el colombiano
cada vez más protagonista del juego del Real Madrid volvió a dar una cátedra de
calidad y fútbol en el Santiago Bernabéu.
Cuando todo
indicaba que el Almería, equipo que ocupa la décimo séptima posición en la liga
se iba al descanso con el cero en su portería en su visita al Chamartín, el
diez merengue, se puso el traje de héroe y desenfundo su mejor movimiento para
anotar una autentica joya de gol.
Anotación
que para muchos nostálgicos del fútbol nos hizo acordar del mejor gol del
mundial de Brasil.
En el
Maracana también se presenciaba un partido apretado de esos en los que el
fútbol brilla pero por su ausencia, sin llegadas claras en los arcos y con
mucha fricción en el medio campo. Colombia logró engranar una serie de pases que
terminaron con un rechazo de un defensor uruguayo que Abel Aguilar interceptó y
logró dirigir al pecho de James para que el diez colombiano con un gran gesto técnico
acomodara a la caprichosa para su perfil izquierdo y sin dejarla tocar el césped
y desde fuera del área grande enviara el esférico al fondo de la portería
custodiada por Muslera.
Un auténtico
golazo que algún relator mexicano comparó con una bella prosa de García Márquez
(Escuchar
relato mexicano https://www.youtube.com/watch?v=WDXVdHK1-nc
)
Hoy en el
Santiago Bernabéu, James, ese joven cucuteño que de niño soñaba con jugar en el
Real Madrid, regalo una perla a todos los aficionados que colmaron la casa
blanca.
Un rechazo de
un defensor del Almería dejo al balón suspendido el en aire en cercanías de la
media luna, posición ideal para que el colombiano con un poderoso disparo de su
pierna zurda la enviara al fondo de la red sin dejarla tocar el suelo.
La
celebración también fue muy similar a la de aquel gol en el templo del fútbol carioca, el diez
salió corriendo hacia el banderín del tiro de esquina de su costado derecho y
extendiendo sus brazos en la misma posición que los tiene el Cristo redentor
del corcovado le dedicó el tanto a los aficionados.
Décimo sexto
gol de James en su primera temporada con el Real Madrid, una docena de ellos en
la liga, ya nadie discute los 80 millones que costó y nadie en la capital española
se acuerda de Di María.