Sin duda la temporada 2016/2017 será una de las más
importantes en la historia del Atlético de Madrid tras el doloroso episodio de
San Siro. Será el año de la ratificación de la membresía en el selecto grupo de
los grandes de Europa.
Y lo demostrado hoy en el Vicente Calderón es una muestra
más de que ese objetivo está implantado en la mente y en el corazón de todos
los integrantes del onceno rojiblanco, que después de un arranque un poco
tímido, se adueñó de las acciones del juego ante los tanques del Bayern Múnich.
El centro del campo se transformó en una zona de guerra,
Simeone desde su cuartel y con el aliento de los casi 55.000 fanáticos que nunca
dejaron de alentar, desplegó a sus soldados
para cortar el circuito de juego de los de Baviera.
El 4-3-3 de Ancelotti no tuvo oportunidad ante la guardia pretoriana
del 4-4-2 de Simeone. Muller, Ribery, Lewandowski las superaplanadoras del míster italiano fueron
desvalijadas por una pandilla rojiblanca que tenía un objetivo claro, correr,
robar balones y contragolpear en velocidad. Estrategia que obligó a los
alemanes a tirar centros al área en forma de bombardeos, la especialidad del capitán
Diego Godin que no se arrugó ante el portento físico del polaco, que cuando
pudo ganar se encontró con el muro de Oblak.
Con el trabajo en la retaguardia sincronizado a la
perfección era cuestión de tiempo para que los encargados de la operación ofensiva
se juntaran para dar el primer golpe de autoridad, que llegó a diez minutos de
la tregua del intermedio.
Griezmann se puso el traje de francotirador, y puso una
asistencia milimétrica a Carrasco, él pura sangre belga galopó hasta la
trinchera de Neuer y tras un recorte para su pierna más hábil, metió un trallazo
a la esquina inferior del palo más lejano del portero para generar la explosión
de júbilo del Calderón
El Bayern mal herido, salió a jugarse el honor en el segundo
tiempo, pero ya estaba maltrecho, si entero no pudo vulnerar a su rival,
lastimado mucho menos. El Atleti tuvo piedad de su enemigo que con el paso del
tiempo y con cada contra fallida dejaba más al descubierto su retaguardia, pero
los españoles no se animaban, preferían mantener el control en la frontera de
cal del campo, confiados de sus maniobras defensivas.
La entrada de Robben puso a sudar a Filipe Luís, el holandés
con sus encares desde la derecha generó las aproximaciones más claras en el
segundo tiempo, lo que acabó con la tranquilidad y piedad colchonera que fue en
busca del tiro de gracia, que no pudo concretar con el penalti que cometió el chileno Arturo Vidal.
El francotirador Griezmann falló el tiro de polígono que iba con
dirección a la cruceta y se estrelló rebeldemente en el larguero.