Deuteronomio 11:24 dice: “Todo
lugar que pise la planta de tus pies será tuyo; Desde el desierto hasta el
Líbano, desde el río Eufrates hasta el mar occidental será tu territorio”, más
que un pasaje bíblico es un acto de fe. Así lo sintieron los jugadores de Santa
Fe en 2012 cuando adoptaron esta frase y después de 37 años salieron campeones,
y así lo sintieron Camilo Vargas (campeón con Santa Fe en 2012) y Radamel
Falcao en la noche de ayer en Lima. Los dos, salieron a la cancha del estadio Nacional
descalzos en la previa del partido ante Perú, convencidos de que se podía clasificar porque
la fe seguía intacta.
Colombia llegó golpeada en su orgullo,
con más dudas que certezas tras el cachetazo de humildad y de coraje de
los paraguayos en Barranquilla. El
equipo que nunca jugó como equipo en la eliminatoria, tenía que unirse para
lograr el objetivo de ir al mundial.
Tras un primer tiempo de pocas
llegadas, de más desgaste que juego, los dirigidos por Pékerman lograron
ponerse adelante en el marcador copiando una formula muy guaraní. Pelotazo
profundo del portero David Ospina, que Duván Zapata (la sorpresa de la
alineación) bajo a una zona donde tres peruanos marcaban a Falcao, el goleador
fiel a su apodo felino, protegió el balón con su vida en el capo donde minutos antes caminó descalzo, logró generar un espacio
y sacar la pelota de la férrea marca de los incas para que James Rodríguez con
un disparo seco y con furia vulnerara la red de Pedro Callese.
El silencio lapidario del Nacional solo se rompió con los insultos que
bajaron de la grada contra el 10 colombiano que celebró con rabia, tocándose el
pecho con su dedo índice, como si expresara “aquí estoy yo, en los momentos más
duros aparezco”, como si le enviara un mensaje a todos sus críticos como cuando
desde una ventana de la sede de la Federación Colombiana de Fútbol hizo una
pistola con su mano y después fue gran figura en el juego ante Ecuador en Quito.
Ya es la segunda vez que el crack colombiano demuestra que cuando más críticas
recibe, es cuando más bocas calla, así como hacia otros diez, el argentino Diego
Maradona en sus mejores tiempos.
Con la derrota parcial Perú quedaba
sin su sueño mundialista, parecía que los 35 años sin ir a copas del mundo
seguirían sumando. Decidido a romper esa racha se fue al ataque con todas sus
armas, metió más delanteros en cancha y comenzó a replegar a Colombia, que se
equivocó a la hora de poner en práctica la expresión “metan huevo”. Dejaron de
correr para empezar a chocar, renunciaron a jugar para dedicarse a rechazar a
cualquier parte la pelota y cometieron varias faltas cerca al área. En una de
ellas Paolo Guerrero, el líder inca que veía como se esfumaba su última oportunidad
de ir al mundial, se arriesgó a cobrar una falta indirecta sin hacer dos
toques, con la fortuna de que James en la barrera la rozó y Ospina también la
tocó sin lograr desviarla de la portería.
El empate más la derrota de Chile
ante Brasil y la victoria de Venezuela ante Paraguay, dejaba a Colombia
clasificada y a Perú en repechaje, algo que dejó conforme a los dos equipos que
decidieron no hacerse más daño. Colombia le cumplió a Falcao, el delantero que nos clasificó a Brasil y que no pudo jugar por una lesión, ahora tiene la oportunidad de revancha, de anotar goles en el torneo más importante del fútbol mundial.
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